viernes, 19 de octubre de 2012

YA NADIE SE VE, YA NADIE SONRÍE...


Miro por la ventana del transmilenio y veo a la gente con los pensamientos alborotados, todos pasan, se tocan sus hombros, pero nadie se ve, nadie se pregunta, nadie lleva una sonrisa en su rostro. Esos seres no necesitan saber de planeación porque sus ideas flotan en lo que hay que hacer… y en lo que hay hacer… y en lo que hay que hacer.
Cambio la mirada a mi lado y nadie se mira aunque no haya espacio, nadie sonríe, nadie quiere estar ahí.

Y es allí cuando recuerdo esa hermosa mañana con esos tibios rayos, con esa paz que inquieta caminar por las calles sin cemento, por las calles hechas con las pisadas de mis pisadas y las huellas de mis antepasados.

Toco la hierba que emana del suelo, las flores del piso, dientes de león con ganas de que los sople. Escucho el murmullo que aparta el silencio y la vibra del viento que muestra que vivo.
Así quiero recordar mi muerte, ver el rostro de alguien y sin pedírselo, sonriera porque más allá de deber hacer esta el querer existir.

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